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Cari mía¡¡¡


Una vez me creí Madame Bobary y, como ella, dejé una vida por amor, a mi me fue bien, fui correspondida... pero un día él se fue abrazado a mi cintura.


No recuerdo cuando empezó el dolor y las punzadas en el corazón, la ansiedad y las pesadillas, debió ser a finales de Septiembre de 2017 en las fiestas de San Miguel de Sitrama, estábamos bailando y de pronto caí en la cuenta que volvía a estar muy delgado, nos habíamos casado en 2015 y durante 2 años le había cebado como a un cerdo para la matanza, me sentía tan orgullosa, de 52 kilos y un metro setenta y ocho había pasado a 62, ya pesaba casi tanto como yo, que cada día estaba más oronda de feliz que era a su lado, pero aquel verano estaba adelgazando, no era posible, comía más, fumaba menos e incluso se había pasado a la cerveza sin alcohol, en octubre empezaron las pesadillas, me despertaba con sudores fríos y llorando sin motivo, él me abrazaba...


Pozo Iniciático de Quinta da Regaladeira



- "carimia" ¿qué te pasa? 

- no lo sé mi amor, he soñado que te ibas.

- pero si estoy aquí contigo


y me volvía a dormir, me despertaba a las 6 con un beso y me hacía el amor, luego me iba a la obra con olor a él, era nuestro ritual, 


- te vas marcada para que nadie te mire, que cada día estás más guapa.


El puente de diciembre decidimos pintar las puertas de la casa, 17 para ser más exactos, eran horribles, las desmontó todas y las pintó de azul, quedaron preciosas, pero no pudo con todas... se alquiló la casa en navidad y me preparó una ruta por Extremadura, nunca me contaba donde íbamos, esta vez fuimos a Zalamea La Real, Cancho Roano, Magacela, Láccara... y de pronto me vi delante del santuario de Santa Lucia del Trampal, Ataecina, aquel día lloré de emoción, volvimos a pasar la navidad con mi familia y la nochevieja en la Adrada, y fue entonces que me di cuenta que estaba enfermo.


- Cari el lunes vamos al médico, estás malo, tienes diarrea, no engordas y no me gusta un pelo la calentura que tienes en el labio.


- Qué sí, que no seas pesada, que estoy bien, si en una semana no se me pasa pido cita.


Pero pasó el mes de enero y no pedía cita, al final por pesada y por plasta conseguí que lo viera la doctora un 31 de enero.


Le mandaron al hospital y le hicieron una placa, no pintaba bien, tenía algo en el pecho y la calentura no curaba, supuraba y a cada día era más grande.


Un 8 de febrero conseguimos cita en neumología, fuimos juntos, le habían hecho un TAC por la mañana y nos dijeron que nos quedásemos, nos sentamos en la sala de espera mirándonos acojonados, no pintaba bien, le llamaron y un médico jovencito nos sentó en su despacho, nos miró con lágrimas en los ojos y le dijo:


- Evaristo tienes un cáncer de pulmón, es muy pequeño, apenas unas células, pero lo tienes extendido por todo el cuerpo como un árbol, te quedan de 6 a 8 meses de vida.


Le miré y le dije: amor mío lo vas a superar te lo prometo, lo vas a superar y él solo fue capaz de cogerme la mano, apretarla muy fuerte y decirme...


¡qué chugo tronki, qué chungo¡


 


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